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Existe una multitud de lenguajes concebidos o
no para Internet. Cada uno de ellos explota más
a fondo ciertas características que lo hacen
más o menos útiles para desarrollar
distintas aplicaciones.
La versatilidad de un lenguaje está íntimamente
relacionada con su complejidad. Un lenguaje complicado
en su aprendizaje permite en general el realizar
un espectro de tareas más amplio y más
profundamente. Es por ello que a la hora de elegir
el lenguaje que queremos utilizar tenemos que saber
claramente qué es lo que queremos hacer y
si el lenguaje en cuestión nos lo permite
o no.
En el dominio de la red, los lenguajes de lado
servidor más ampliamente utilizados para
el desarrollo de páginas dinámicas
son el ASP, PHP y PERL.
El ASP (Active Server Pages) es un lenguaje derivado
del Visual Basic desarrollado por Microsoft. Evidentemente
su empleo se realiza sobre plataformas funcionando
bajo sistema Windows NT.
El PHP podría ser considerado como el lenguaje
análogo al ASP utilizado en plataformas Unix
y Linux.
Estos dos lenguajes resultan bastante útiles
para la explotación de bases de datos y su
aprendizaje resulta accesible para una persona profana
de la programación. Cualquiera de ellos resultaría
la opción ideal a la hora de hacer evolucionar
un sitio web realizado en HTML.
Por otra parte, el PERL es un lenguaje más
rápido y potente que requiere obviamente
un aprendizaje más largo y resulta más
reservado para personas ya familiarizadas con la
verdadera programación.
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